ZP, ese hombre

Comida necesaria para una familia durante una semana

Decía Marx que «”No vamos a salir de la crisis cambiando un gobierno burgués por otro, o combatiendo el contrabando y la corrupción. Para terminar de fondo con las crisis periódicas del capitalismo, debemos terminar con las causas de la crisis: El sistema capitalista y reemplazarlo por otro mas justo y solidario: el Socialismo”»

Siempre han predicado que el socialismo estaba llamado a solucionar los problemas creados por el capitalismo, entre ellos la corrupción. Pero a España llegó el socialismo de la mano de Felipe González y en unos años todo el triunfalismo socialista se hundió en un “mar de corrupción” cuyo mayor ejemplo fue el propio vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra. Aquel slogan electoral de las primeras elecciones que decía “PSOE, cien años de honradez” pronto fue escondido porque los cien años se acabaron en cuanto tuvieron oportunidad de meter la mano en la caja. Y es que el ladrón, sin ocasión de robar, se cree honrado.

Estos socialistas de salón, que hacen gala de luchar por los desfavorecidos y que se empeñan en la construcción de una cultura solidaria, de izquierdas, pero que en la práctica no son más que burgueses que persiguen beneficios y riqueza, haciendo gala de un cinismo colectivo nunca visto, tratan de asfixiar a la Iglesia que, para su verguenza, es la única que de verdad y sin demagogias convive y se entrega a los pobres no sólo en cuerpo y alma sino con soluciones y proyectos, con realidades tangibles que proporcionan educación y alivian el hambre.

Y sin embargo intentan acabar con ella simplemente porque hacen realidad lo que el socialismo no es capaz de llevar más allá de una demagógica teoría. Nunca podrá compararse el socialismo con la Iglesia, ni en cuestiones de ética ni de solidaridad. Zapaterco perdona deudas a Marruecos, a los corruptos dueños de Marruecos pero no a los sufridos súbditos de Marruecos. Regala tanques a Marruecos para hacerlos más fuertes contra nosotros, pero no regala equipamientos para hacerlos más fuertes contra la pobreza.

Estos socialistas de opereta, que se auto-conceden medallas, terminan siendo altos cargos de megaempresas transformadas por ellos en oligopolios que controlan prensa, radio y televisión además de otros sectores igualmente estratégicos desde donde, con astucias capitalistas, continúan la búsqueda desenfrenada de lucro sin importar la pobreza y la miseria que pueda producirse en grandes masas de población, en una ostensible contradicción entre lo que dicen y lo que hacen.

La política que ha desempeñado el PSOE, antes y ahora, no es evidentemente una política de izquierdas, así que nos dejen ya en paz de discursos baratos que nadie cree. Seguirá habiendo hambre en el mundo y ninguno de nuestros gobernantes socialistas habrá movido un dedo para evitarlo, así que no nos hablen más de solidaridad como si fuera algo exclusivo que sólo ellos practican.

Que tomen ejemplo de la Iglesia y que a través de ella, manteniendo ayudas sobradamente justificadas, colaboren solidariamente en llevar a cabo todo aquello que les sirve de justificación ideológica para competir por el poder, en lugar de poner trabas a esa labor.

No se trata de hacer beneficencia sino de apoyar el desarrollo de otros países, aunque sea en interés propio como sería el caso de Marruecos. Un hospital en Marruecos, con el mismo costo que aquí soporta la Seguridad Social, atendería cuatro veces más de enfermos o al mismo número de enfermos por la cuarta parte de costo. En lugar de gastar dinero para atender las necesidades de los inmigrantes, ese mismo importe invertido allí sería cuatro veces más productivo y daría trabajo a los que vienen en pateras, facilitando un medio de vida que permitiría sobrevivir en su propio país a gente condenada a malvivir aquí, fuera de su entorno y familia.

Si Zetapé le ha tomado el gusto a las vacaciones de lujo y se comporta como un capitalista, que deje ya el discurso de la solidaridad socialista porque la realidad lo deja, una vez más, por embustero.

Para ser solidario con la pobreza no es necesario ser de izquierdas, basta con ser honesto. Por ahí deben empezar y les queda mucho camino por recorrer en esa primera etapa.