01 agosto 2005

ZP y el despotismo arbitrario

Todo patas arriba


Mil veces nos han dado pruebas de que la opinión del pueblo no cuenta. Gobiernan para ellos sin importar los deseos ni la opinión mayoritaria de los españoles. Con maquiavelismo aldeano manipulan a las masas mas incultas y sectarias para dar apariencia de respaldo a unas decisiones que pensaban llevar adelante en cualquier caso. De nada valen las manifestaciones en contra de su actuación. Con la mayor desfachatez y desprecio al sentir nacional anticipan que cualquiera que sea la opinión ciudadana no cambiarán un ápice sus decisiones y harán lo que les venga en gana. Cada día está más claro que estamos regidos por un Gobierno despótico.

Es el absolutismo, el conocido como “Despotismo Ilustrado” y durante el cual la política se hacía sin contar con el pueblo y su lema era “todo para el pueblo pero sin el pueblo”. Sin duda ZP lo ha adoptado y comparte con el despotismo ilustrado su optimismo y su ateísmo.

Ahora estamos en eso, pero el despotismo de esta gente no tiene nada de ilustrado, es un despotismo barriobajero y en todo caso no es un “despotismo ilustrado” sino un “despotismo arbitrario” y en el caso de algunos, un “despotismo iletrado”.

Sus despóticas y arbitrarias imposiciones, con la falaz excusa de que obedece a un deseo mayoritario de los ciudadanos pero que no tienen otro respaldo que el de las minorías beneficiadas, están afectando a la educación, la economía, el prestigio, la soberanía, la unidad y la supervivencia de España.

En ningún momento la nación española ha demandado ni urgente ni mayoritariamente ninguna de las disposiciones que este Gobierno ha venido planteando desde que se hizo con el poder. Arbitrariamente, despóticamente nos han impuesto papeles para todos los inmigrantes, el aborto libre, las desaladoras en lugar del Plan Hidrológico ya en marcha, la invalidación de la enseñanza de la religión, La Constitución Europea que nos perjudica, el matrimonio homosexual, la adopción gay y tantos otros asuntos que sólo interesan a ellos y que resuelven a su favor sin contar con el pueblo.

Para los españoles hay otras prioridades que no son estas, pero aunque así se lo hagamos saber al déspota Zapatero, no nos tendrá en cuenta y su absoluto desprecio por la soberanía popular quedará una vez más patente, aunque impune.

La derecha ya se echa a la calle y aunque sea ignorada y el Gobierno no modifique sus planteamientos, servirá para poner de relieve el escaso espíritu democrático que inspira al presidente socialista, el totalitarismo ateo y el despotismo arbitrario con que nos “gobierna”.

Pero ZP debería recordar que el despotismo ilustrado finalmente hizo crisis y provocó lo que se conoce como Revolución Francesa, donde los déspotas hubieron de rendir cuentas.

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Nota:

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