ZP, ese hombre

Efectivamente, el tiempo lo pone todo en su sitio y los líderes francés y alemán van recibiendo lo suyo. Zapatero, ligado a ellos, pagará también por cuanto nos ha manipulado. Hemos visto cómo nos hacía trampas, ante nuestra vista han desaparecido verdades que reaparecían con mil disfraces, lo blanco parecía negro, lo evidente se nos ha ocultado sin que lo percibamos y votamos “Sí” a lo que más nos perjudicaba. Incomprensiblemente, aunque sabemos que nos engaña, que todo es ilusión, continúa teniendo el favor de la mayoría.

No dudó en cambiar la mayor democracia del mundo por la sonrisa de satisfacción de nuestros vecinos de arriba y abajo y una foto. Un cambio poco ventajoso y para mayor escarnio, una vez conseguido que nosotros “volvamos a Europa”, nuestros vecinos no tardaron en volver con los americanos.

Ahora, los amigos de Bambi han visto frustrados sus sueños de mangonear Europa y convertirla en su cortijo porque los europeos, con la única excepción de España, no se han dejado engañar por los mafiosos que llegan al poder y empiezan a decir “No” a una supuesta Constitución hecha a la medida de la codicia gobernante. Los principales socios europeos de nuestro zapatético presidente desaparecerán de la política a la primera oportunidad que tengan los ciudadanos.

Desaparecidos Chirac y Schroeder –cuestión de tiempo-, gobernando la oposición en Francia y Alemania y liderada Europa por Inglaterra, si dura lo bastante Zapatero estará más solo que nunca en el entorno europeo. Enfrentado a los EE.UU., sus principales aliados quedarán reducidos a Castro, Chávez y Mohamed VI. Pero ¿Si estos son nuestros amigos, quienes serán nuestros enemigos?

Mientras tanto, nosotros, los españoles, como catetos estafados con el timo de la estampita, nos vamos quedando en solitario exhibiendo nuestra sonrisa de tontos, mientras los demás nos dan la espalda y marchan a sus asuntos. A pesar de todo, seguimos detrás del palurdo listo que continúa perdido en la metrópoli europea dejando que los hampones nos vayan desvalijando mientras les dure el chollo.

Eso sí, sin perder la sonrisa y queriendo hacer creer que sabe lo que hace. El problema es que se trata de un tipo insignificante que en su vida se ha visto en otra. En Europa está tan perdido como el cateto en la gran ciudad.

Ha sido el timo del voto-mocho.