01 agosto 2005
ZP y la economía
Nos utilizaron, nos dijeron que había que ser europeos y nos subordinamos a Francia y Alemania entregándonos sin condiciones a sus intereses. Queríamos presumir de europeos y para homologarnos debíamos aprobar la Constitución inventada por ellos con el único fin de redistribuir el poder e incrementar el suyo. De pronto, el Tratado de Niza sobre el que venían funcionando las relaciones inter-europeas ya no valía. Y nos lo creímos votando a favor de unos cambios que nadie pedía.
Pero conseguido de nosotros cuanto deseaban y situándonos en el lugar de segunda fila que nos tenían adjudicado, ya no cuentan con nosotros para nada. Objetivo conseguido.
Anulada España, cuya economía superaba a la alemana y francesa –que no cumplían los mínimos establecidos por ellos mismos como exigencia a los demás países- la política interna de los principales socios de la Unión Europea pesa más que nunca sobre el conjunto comunitario y la posibilidad de un gesto político favorable a los intereses de España en el diseño de la nueva financiación europea se aleja de nosotros más que nunca.
A pesar de que Zapatero se pavonee de su amistad con Chirac y Schroder, las ayudas europeas pueden sernos reducidas a menos de 1.800 millones cuando teníamos 7.700 hasta ahora. Aznar sabía mantenerse firme en el lugar que nos correspondía, pero el inepto Zp nos lleva a la ruina a pesar de haberse convertido en el lamebotas de París y Berlín, de quienes lo esperaba todo.
Según el PP, la propuesta de la presidencia luxemburguesa sobre el nuevo presupuesto comunitario no puede ser peor para España. Si bien la propuesta inicial de la CE era mala, ya que suponía unas pérdidas para nuestra economía de 43.000 millones de euros, la propuesta del nuevo presidente puede significar una pérdida aún mayor.
La propuesta discrimina a Murcia, Asturias, Ceuta y Melilla frente a otras regiones de Alemania y Reino Unido. Además hace perder 185 millones a Canarias en beneficio de Austria, Suecia y Finlandia.
El PP critica esta situación y asegura que el Gobierno español no ha sabido introducir elementos a su favor, al contrario de lo que han hecho los principales miembros de la UE. En este sentido apuntan que hace tiempo que Zapatero debería haber mostrado una actitud más firme, como han hecho otros.
El Gobierno no debería haber hecho concesiones como el voto en la Constitución Europea y su firma en Roma, el apoyo a la reforma del Pacto de Estabilidad o el proceso de Lisboa, sin haberse garantizado contrapartidas. ZP ha dicho “Sí a todo” desde el primer día, a cambio de codearse con los “jefes” europeos y nada más. Pese a las concesiones, no hay propuestas que ayuden a solucionar ninguno de nuestros problemas y, por si fuera poco, se están sucediendo las declaraciones de los grandes países de la Unión en contra de nuestras peticiones.
Nuestros amigos, Francia, Alemania y Gran Bretaña se oponen a que se prorroguen las ayudas que recibimos de Europa. La agricultura y la pesca españolas están sentenciadas. Otros sectores también lo van a notar. Como última muestra de desprecio hacia Zapatero, los principales líderes europeos están manteniendo contactos y reuniones para evitar que la crisis abierta en la Unión Europea se agudice, de los que el presidente español ha sido excluido.
Mientras tanto, el número de viviendas hipotecadas sigue creciendo y la deuda de los españoles crece más deprisa que sus salarios. Un alza en los tipos de interés puede ser la hecatombe para el sector inmobiliario. Hoy por hoy, el que impulsa la economía española.
En fin, gracias a Zapatero se están afianzando las bases para una época de vacas flacas, como corresponde a un país donde gobierna la izquierda.
No podía ser de otra forma.