27 julio 2005
ZP y sus embajadores
Estamos habituados a que ZP y sus secuaces se dediquen a poner a su gente en cualquier estamento del Estado que deba ser controlado para la supervivencia del socialismo y así hemos visto como desde las más altas instancias de la Justicia o de las fuerzas del orden hasta las asociaciones de padres de familia o de víctimas del terrorismo han sido infiltradas por los agentes del Gobierno.
Nuestra representación exterior no iba a ser una excepción y así, el ministro responsable de Exteriores, el autor y actor de tantas charlotadas internacionales, Moratinos, está en la labor de reformar —a su favor, claro, en otro caso no lo haría— el servicio diplomático y multiplicar por cinco el número de embajadores.
Lo que se pretende es arrinconar a los diplomáticos de carrera y dar paso a funcionarios de la entera confianza socialista, es decir, dar entrada en la carrera diplomática a militantes y otros especimenes afines al partido del Gobierno, sin tener en consideración los méritos profesionales sino los ideológicos.
Otro fiasco como el de las ministras de cuota, aunque tales criterios no preocupan a Moratinos ya que tiene comprobado que para llegar incluso a ministro, la profesionalidad y eficacia no son imprescindibles. ¿No llegó él?
Para lograr su objetivo, Moratinos ha empezado por la reforma del acceso a la carrera diplomática, suprimiendo algunas pruebas objetivas y dando mayor discrecionalidad a los examinadores para decidir quién aprueba y quién no, de tal forma que podrán seleccionar a dedo a los suyos.
Dejar a los suyos bien situados no tiene que ver con el pago de servicios. Eso ya lo hacen en cualquier momento y por la cara. Hemos visto ascensos inexplicables aquí y allá, cambios favorables de destino, medallas inmerecidas y negocios nunca investigados. Colocar a los suyos tiene que ver con su regreso al poder el día de mañana.
Sus infiltrados en el Centro Nacional de Inteligencia, en la Policía y la Guardia Civil impidieron que el Gobierno Aznar se enterase a tiempo de la movida del 11-M y pudiese evitarla, así como que pudiera defenderse de las insidias y montaje posteriores al atentado.
Responsables de las fuerzas antiterroristas que ocultan información fundamental para evaluar los riesgos de un posible atentado islámico, altos cargos que desde su posición de privilegio pueden mover hilos que socaven al Gobierno y un aparato del Estado infiltrado por personas infieles al Gobierno de la Nación pero leales al socialismo, son el resultado de esa estrategia.
El presidente Rodríguez también quiere situar avanzadillas con su gente en países de tercer orden, que apoyen su política de izquierdas ya que los países de primera línea están diplomáticamente cubiertos pero no le hacen ni puñetero caso. Quintuplicar el número de embajadores con los que España ha cubierto sus necesidades hasta ahora no se justifica de otra forma.
Aznar no llevó a cabo acción alguna contra ese estado de cosas heredado de los socialistas, pero llegadas las cosas a los extremos que hemos visto y agravándose la situación día a día, cuando recuperemos el Gobierno en las próximas elecciones habrá que revisar la forma de acceso a sus cargos de muchos miles de enchufados y enviarlos a casa.
En otro caso, aquella frase que decía que quien ignora la Historia está condenado a repetirla, se hará cierta.
Tenemos al Alien dentro y está dejando capullos por todos los rincones.