01 agosto 2005
ZP líder internacional
Moratinos ha viajado a Libia para impulsar unas relaciones bilaterales marcadas por la dependencia energética ya que es mucho el interés que suscita Libia tanto en Europa como en Estados Unidos; no en vano su subsuelo es rico en gas natural y muy abundante en petróleo de primera calidad, además de intentar reforzar la cooperación frente al terrorismo y tratar de aprovechar las perspectivas positivas que presenta el mercado libio –actualmente copado por empresas alemanas e italianas– para fomentar las inversiones españolas y equilibrar la balanza comercial bilateral, actualmente muy desfavorable para España.
Sin embargo, después de diez horas de espera en un hotel se ha tenido que volver sin ser recibido por Muamar el Gadafi, que tenía que atender a autoridades africanas.
Acebes ha criticado la actuación del Gobierno y ha reprochado al Ejecutivo la "humillación" que supuso para España las diez horas de espera de Moratinos para finalmente no reunirse con el líder libio. Para Acebes, esto muestra la "irrelevancia" del ministro y la falta de eficacia del Gobierno en su política exterior tras no hacer "ningún gesto".
"Esto es realmente grave porque luego, cuando hay que defender los intereses de España, sea para unos juegos olímpicos o las perspectivas financieras en la UE pasa lo que pasa, que nadie quiere entrevistarse con Zapatero, que a nadie le importa el presidente del Gobierno de España. Y si fuera por Zapatero, nos importaría poco, pero son los intereses de España los que están en juego", ha concluido.
Por el contrario, el trato dispensado al enviado de Zetapenco es muy distinto del recibido por Aznar, la primera visita de un dirigente occidental tras el levantamiento de las sanciones impuestas por la ONU al régimen de Gadafi.
La visita de Aznar a Libia no tenía motivo aparente y fue muy criticada por el PSOE. Sin embargo, Aznar tenía sus razones para desplazarse y dado que Libia siempre mantuvo buenas relaciones con España, no tuvo problemas para servir de mediador entre los EE.UU. y Libia, hasta el punto de haber conseguido la renuncia oficial de Gadafi a las armas atómicas y de destrucción masiva, lo que ha constituido una auténtica distensión en el norte de Africa.
Gracias a la mediación de Aznar, Gadafi ha renunciado al poderío nuclear y a las armas de destrucción masiva, aceptando incluso la visita de los inspectores de la ONU sin previo aviso. Gadafi parece haber captado el mensaje de la guerra en Irak: desarrollar armas de destrucción masiva, o simplemente demostrar un interés en ellas, puede ser altamente peligroso.
Además de este objetivo principal, el grupo industrial y tecnológico Abengoa se adjudicó dos contratos para construir líneas y subestaciones eléctricas en territorio libio por 300 millones de euros y otras veinticinco empresas llevaron a cabo diversas operaciones.
Seguramente ahora, desde el poder, Zetapé, haya encontrado explicación a un viaje que no entendía. Lo que pasa es que Aznar no puede ir por ahí contando nuestros secretos y menos a un bocazas torpe.
A ver si aprende a hacer política.